Sucede que ante el
comienzo de un nuevo año, uno se para a pensar y como resultado surgen ciertas
divagaciones que por un lado o por otro tienen que salir. Para vuestra suerte o
vuestra desgracia, según se mire, las voy a escribir en este mi blog haciéndoos
participes de las mismas. Esta vez no hay fotos ni aventuras, tan solo un
torbellino de ideas que quiero compartir.
Reflexión Nº 1: El
año nuevo suele ser hogar de propósitos de enmienda y de deseos. De plantearnos
y decidirnos a realizar aquello que llevamos tanto tiempo postergando. De llevar a cabo todos esos planes que siempre
acabamos posponiendo. De desempolvar todos aquellos proyectos que por la razón
que sea nunca llevamos a cabo. Este año he decidido que no. He pasado los dos
últimos años y medio viviendo en Utah pero muchas veces con la cabeza en
España. Planteándome que pasara cuando vuelva o que habría pasado si no me hubiese
ido. Error. Me ha costada darme cuenta pero más vale tarde que nunca. A este
2014 solo le pido dos cosas: salud y vivir el día a día. Nada más, el resto
vendrá solo.
Reflexión Nº 2:
Siempre es un placer volver a casa y ver a la familia y a los amigos. Es lo que
llevas deseando mucho tiempo y las expectativas son muy altas. Cuando por fin
lo tienes es el momento de disfrutarlo; y se disfruta. Sin embargo esta vez he
vuelto con una sensación un tanto extraña, algo que nunca me había sucedido
antes. Es como si no hubiese encontrado mi sitio. He tenido la sensación de ser
un poco intruso en mi propia casa. Todo el mundo tiene la vida muy encarrilada
y me he visto fuera del camino marcado. No sé si eso está bien o mal pero
cuanto menos me ha hecho reflexionar en que me espera cuando llegue el verano y
tenga que regresar definitivamente, ¿me adaptaré o tendré que volver a hacer la
maleta y buscar un nuevo destino? Ahí lo dejo…
Reflexión Nº 3: Los
viaje están llenos de imprevistos y nunca sabes que te va a acontecer. Es raro
que se cancele un vuelo por problemas técnicos, pero puede pasar. Es mejor
resignarse y no hacer mala hostia, buscar un buen sitio en el aeropuerto donde
estar tirado y dormir todo lo posible. True story.
Reflexión Nº 4:
Cuando pensaba que los políticos de este país (España) no podían dar más asco
me he visto sorprendido de nuevo. Resulta que según el BOE del pasado 26 de
Diciembre cuando regrese a casa en verano después de tres años trabajando fuera
no tendré seguridad social, por haber estado más de 90 días en el extranjero.
Si, si como lo oyes. Yo y los miles de jóvenes que hemos tenido que emigrar en busca
de las oportunidades que no tenemos en casa, no es que no seamos felicitados,
es que se nos niegan nuestros derechos más fundamentales. Si es que me pongo
enfermo entre mi regreso y el día que encuentre trabajo tengo dos opciones:
acudir al hospital y hacerme cargo de la factura o esperar que no sea nada
grave y que pase rápido.
Pues bien, ¿de que
me sirve pertenecer a un país si ni siquiera voy a tener derecho a recibir
atención médica por el hecho de haber estado trabajando en el extranjero? ¡Qué
os jodan! Renuncio a la nacionalidad española, vasca, navarra o de
Chiquitistan. Putas fronteras y puto afán por clasificarnos, controlarnos y
exprimirnos. Lo digo en serio, si alguien sabe qué pasos hay que dar para dejar
de ser ciudadano español que por favor me escriba un mensaje. Nadie tendría por
qué ser de ningún lugar, tan solo ser persona…
Reflexión Nº 5:
Esta de propina, pero es que si no lo digo exploto. Ya lo dijeron los Gualitxo:
“nietos de puta, porque al decir solo hijos me quedo corto…”
Con ellos os dejo.
Feliz y prospero año nuevo.
Beso y abrazos. Mkl
Me quedo con tu reflexión numero 1.. maldita manía que tenemos de tenerlo todo siempre controlado, como si fuéramos capaces de planificar algo mas allá del aquí y ahora! que en realidad es lo único que tenemos..
ResponderEliminarte comparto una historia que me gusta recordar en momentos en que sin poder controlarlo juzgo las cosas en el mismo momento.. para bien y para mal:
Una historia referida por alguien que vivió en Oriente. Para algunos será repetida. De todas maneras, ahí va.
Un hombre pobre vive con su único hijo en el campo. Un día, un caballo salvaje aparece en su pequeño dominio. No tiene dueño. Tal como manda la tradición, el hombre tiene derecho a quedarse con el caballo que pasta en sus tierras. Los vecinos, entusiasmados, le dicen:
—Qué suerte tienes. No tenías caballo y ahora, de pronto, tienes uno sin que te haya costado nada.
El hombre contesta, ante el estupor de sus interlocutores: —No sé si es buena suerte o no. Ya se verá. Pasa el tiempo. El hijo del hombre está galopando con el caballo a campo través cuando, de pronto, un obstáculo lleva al animal a hacer un movimiento brusco y a lanzar al jinete por el aire. Fruto de la caída, el chico se destroza una pierna contra una piedra. Los vecinos vuelven a hablar con el hombre, esta vez graves. —Qué mala suerte has tenido. El caballo que te has encontrado parece que estaba destinado a provocar un accidente a tu hijo, un accidente del que le llevará mucho tiempo recuperarse.
El hombre, tranquilo, vuelve a contestar:
—No sé si es mala suerte o no. Ya se verá.
Transcurridos unos meses, la guerra llama a todos los jóvenes del país al frente. A todos menos a uno: el hijo del hombre, por tener la pierna todavía en mal estado, no tiene que hacer frente a un sufrimiento seguro. Los vecinos vuelven a la carga:
—Qué suerte has tenido. El accidente provocado por el caballo, que parecía una desgracia, ha acabado convirtiéndose en la salvación de tu muchacho. El hombre contesta una vez más: —No sé si es buena suerte o no. Ya se verá…
La historia puede seguir indefinidamente. Y pone de relieve un hecho: uno de los peores rasgos que existen en occidente, tanto en los negocios como en la política y en la vida cotidiana, es pretender juzgar en tiempo real el resultado de los acontecimientos. Una actitud que no nos permite acabar de comprender el verdadero signo de las cosas que, casi siempre, suele variar con el paso del tiempo
:) see ya my Utahfriend
Gracias por compartir la historia!
Eliminar