mkl

domingo, 1 de junio de 2014

La despedida

Aquí me encuentro. Contemplando por última vez Ogden desde la ventana. La casa vacía, las maletas cerradas, las montañas al Este y el Great Salt Lake al Oeste. Estoy nervioso. No es por el hecho de volar, es por los nervios del antes: llegar al aeropuerto, facturar el equipaje sin pasarme del peso, ensayar mi cara de pena para no tener que pagar por un kilo de más, controles de seguridad... Tengo ganas de sentarme en mi butaca y dejar todo el estrés de esta última semana de lado.

Dedico un minuto a mira el horizonte y me doy cuenta de que puede que sea la última vez que disfrute de este paisaje. Han pasado tres años desde que decidí poner tierra y un océano de por medio de todo lo que había conocido hasta entonces. Y al final, ha llegado la hora. Es tiempo de volver a casa. Tengo sentimientos opuestos. Por un lado, alegría de volver a reencontrarme con los míos. Por el otro, tristeza, al dejar tantas cosas atrás: lugares, amigos, compañeros de trabajo, alumnos, experiencias, aventuras y sobre todo felicidad. Puedo decir sin temor a equivocarme, que estos tres años y a pesar de las dificultades y los malos momentos, he sido muy feliz; y acaso ¿No es eso lo que realmente importa?  No se para vosotros, pero para mí es así.


Hay una canción que dice: "Cuando se cierra una puerta, siempre se abre una ventana". Yo ahora cierro una puerta que al final ha estado abierta 3 años y tiempo tengo de decidir que ventana quiero abrir... En Utah he aprendido a conocerme a mi mismo, a disfrutar de los buenos momentos y a aceptar que hay otros no tan buenos, he abierto mi mente y he crecido como persona. Vuelvo con las retinas llenas de paisajes increíbles y un puñado de buenos amigos en los bolsillos. Los calcetines, como no podía ser de otra manera, regresan llenos de arena y el inglés, de una vez por todas ha conseguido hacerse un hueco dentro de esta cabeza de melón.  Ahora miro hacia atrás y veo que tome la decisión acertada, porque si bien me he perdido muchas cosas, he ganado muchísimas que de otro modo jamás hubiese vivido. Jamás había soñado con las aventuras vividas ni creo que pueda volver a cerrar los ojos sin recordarlas.

Me gustaría dedicar estas últimas lineas a todos aquellos que me han acompañado y ayudado en este viaje, en especial a aquellos que vinieron conmigo y que sin su ayuda no hubiese sobrevivido los primeros meses. Antonio y Lucia, los malaguitas, a los que a pesar de su llegartardismo diagnosticado tantas veces me han salvado el culo, a Maria e Hilo, con quienes he compartido sueños y aventuras, a Alberto mi mano derecha en la escuela y traductor oficial durante el primer año, y a Esther y Mateo, quienes fueron mi familia en Utah durante un año entero. También a todos los españoles con los que he compartido grandes momentos: Paula, Jorge y Pilala, David y e Ingrid, Juan Carlos y Chantal, Angel... a mis amigos americanos, que son pocos pero buenos y a Marta, que me ha aguantado estos últimos meses. Seguro que me dejo a alguno, pero daros por incluidos. Gracias a todos.

También he de agradeceros a todos vosotros que habéis seguido mis correrías a través de este blog y me habéis mandado muestras de apoyo. A muchos os veré pronto, a los demás, un placer teneros como lectores. me habéis ayudado a descubrir una vía de escape y a expresarme a través de las palabras que no conocía hasta ahora.

Por último, no puedo dejar de dar las gracias a mis padres, por todo el apoyo prestado, los buenos momentos hablando con ellos a través de Skype y  las miles de gestiones realizadas en mi nombre. Enseguida vais a poder volver a disfrutar de vuestro hijo, os quiero mucho (ya que nunca os lo digo, lo dejo por escrito...)

A todos los que hayáis descubierto Utah a través de estas lineas y fotos, os animo a que la visitéis. Es un lugar mágico con paisajes inigualables y la tierra perfecta para disfrutar de la aventura más salvaje. Yo volveré, sin duda.

Poco más, yo creo que seguiré compartiendo mis aventuras con vosotros. Ahora será " De Utah Madre: aventuras y desventuras de un ex-profesor visitante en Utah", en el futuro quien sabe...

Os dejo ya, me despido con una canción buenísima de onda americana: Mumdfor & sons, I will wait:


Besos y abrazos. Mkl.

martes, 6 de mayo de 2014

Packrafting Green River


Se acerca el momento de las despedidas y es tiempo de comenzar a cerrar algunas puertas para que otras puedan abrirse. El curso escolar americano va llegando a su fin y con él, mi estancia en estas tierras. Sin embargo, aún guardo alguna que otra aventura en el calcetín. Si, en el calcetín, porque es ahí donde se queda la fina arenisca rojiza que tan bien he llegado a conocer.

Esta vez no voy a ser yo quien os cuente mis andanzas, esta vez esa suerte corre a cargo de alguien a quien debo darle las gracias. A lo largo de tres años, mi amigo Hilo se ha convertido en maestro y guía de escalada, en compañero de aventuras, incitador de compras de materiales de montaña y contador de historias de esas que te dejan con la boca abierta. Hilo se dedica a ser guía de montaña, trabaja durante algunos meses del año en los lugares más disparatados de la Tierra, y el resto se dedica a viajar y a vivir aventuras, eso sí, siempre que María y Sara se lo permiten. Además de todo esto, es escritor a tiempo parcial, y da gusto leerle. Escribe tan bien como habla, y doy fe de que se expresa de forma cristalina, ya que con todo lo dura que tengo yo la cabeza, ha sido capaz de enseñarme un montón de cosas. Ahora nos separamos, él se quedará un par de meses trabajando en Alaska y recorriendo Wyoming y yo vuelvo a España. Es por ello que he querido dedicarle estas líneas, a modo de despedida y en agradecimiento a todas las enseñanzas consejos y que me ha dado, Hilo crack, nos veremos pronto.

A Hilo podéis seguirle a través de su página web: www.hilomoreno.com o a través de la web donde intenta desarrollar el packraft español: www.planetapackraft.com

Él tenía un viaje en mente, aquel que no pudimos hacer el pasado Thanksgiving y yo me apunté, a realizarlo de forma exprés, en tan solo un fin de semana. Para ello me compré un packraft, un kayak hinchable que cuesta un ojo de la cara, y la mitad del otro, pero que a raíz de lo vivido, parece que vale la pena. Espero que esta sea la primera de muchas más aventuras juntos. Os dejo con su relato del viaje y un video que he montado con los videos que grabamos y dos temazos espectaculares que me he sacado del calcetín. Si, del calcetín, porque además de aventuras y arena, ahí también guardo las cosas que olvido hasta que me acuerdo de recordarlas...








Nos vemos pronto. Besos y abrazos. Mkl

martes, 8 de abril de 2014

SPRING BREAK ´14 ROAD TRIP: FLYING ALONE


Resulta que el tiempo pasa deprisa, a veces tanto, que cuando te paras a pensarlo, te das cuenta de que no vas a tener tiempo de hacer todo aquello que habías planeado. La semana pasada decidí poner remedio a esa sensación de premura que quemaba por dentro. Dos meses escasos son los que me quedan en tierras americanas y muchos lugares en el mapa por tachar, después de este viaje, alguno menos.

Son ya muchas las veces que he conducido al sur de Utah para disfrutar de sus paisajes y de su soledad, y lo haría mil veces más para tan solo revivir esa sensación de magia que todo lo envuelve. Magia sí, porque esos lugares solitarios de arenisca roja y blanca, erosionados por el agua y el viento a través de los años, con constancia y paciencia infinitas,  te aportan algo imposible de describir con palabras o fotografías. Algo que tan solo se puede explicar, si uno gira 360 grados en medio de la nada con el viento como único testigo…

Tenía una idea en la cabeza, no demasiado clara, pero un plan al fin y al cabo. El depósito del Tracker lleno, comida, agua, tienda de campaña, la cámara de fotos… y sobre todo muchas ganas. Mi primer destino era Red Canyon, a las puertas de Bryce Canyon NP. Hasta allí me dirigí con la intención de recorrer en bici el espectacular Thunder Mountain Trailhead. Sin embargo, una intensa nevada truncó mis propósitos, así que seguí conduciendo hasta Kanab, más al sur, y allí encontré acomodo donde pasar la noche, en un solitario paraje dentro del Garnd Staircase-Escalante NM. Un inmenso paraje desértico surcado por cañones y montañas que fue el último lugar de Estados Unidos en explorarse y cartografiarse.











El día siguiente fui afortunado, mucho. No suelo tener demasiada suerte en sorteos, rifas o loterías. Pienso que es porque de pequeño, en un torneo de baloncesto, me tocaron los regalos de esta vida y de la próxima. Sin embargo, esta vez, mi premio fue algo que el dinero no puede comprar, por eso es tan importante. Por eso y porque me permitió visitar uno de los lugares a los que probablemente no pueda volver jamás. Dentro de Escalante, se encuentra una zona conocida como Paria Canyon, y dentro de esta, Coyote Buttes. Esta última es un área restringida que tan solo veinte personas pueden visitar cada día. Diez plazas se sortean a través de internet con tres meses de antelación. Lo hemos intentado tres veces y nunca nos ha tocado. Las otras diez, el día anterior, en el centro de visitantes de Kanab al más puro estilo de la Lotería Nacional. Y cuando digo que fui muy afortunado es porque realmente lo fui: nueve de las diez plazas fueron ocupadas y tres parejas dejaron pasar su oportunidad porque tan solo uno de ellos podía acudir. Después, salió mi número: el tres. Pagué la tasa correspondiente y tras recibir la información necesaria me marche con una sonrisa de oreja a oreja.

Ese día visité un cañón cercano. El Bucksin Gulch, un hermoso cañón de altas paredes de arenisca y suelo arenoso que se encontraba inundado en algunos tramos por las lluvias recién caídas. Ese pequeño tramo conduce al Paria Canyon, lugar de muy demandado por aventureros y excursionistas y que va  morir a los pies del río Colorado. Lo exploré durante buena parte del día y finalmente acampé cerca de donde tenía que comenzar a caminar al día siguiente.










Coyote Buttes es un espacio restringido dada su singularidad. Se trata de una cordillera de arenisca que contiene uno de los lugares más espectaculares de los que yo haya oído hablar jamás: The wave. The wave es una antigua duna solidificada que el agua y el viento han erosionado, produciendo unas paredes de mil y un colores con forma de ola, de ahí su nombre. El día era ventoso y la fina arena del desierto golpeaba en todas direcciones, hasta en los calzones, como diría mi amigo Hilo. Sin embargo yo lo disfrute como un enano siendo consciente de que pocas personas tienen la fortuna de poder visitarla. Tanto es así, que mientras sonreía la arena se me metía en la boca y sin embargo no fui capaz de dejar de sonreír.




















El día aún me depararía más sorpresas ya que por la tarde me desplacé hasta Page, ya en Arizona, pueblo surgido a raíz de la construcción de la polémica Glen Damn o presa, sobre la que se han escrito páginas y páginas, tanto por sus defensores, quienes argumentan que proporciona reservas de agua a 7 estados, electricidad y un entorno único como ese el Lake Powel, un lago en medio del desierto; como por sus detractores, aquellos que criticaron a la administración por permitir la inundación de innumerables cañones, ruinas indias y numerosos pueblos, así como la condena a muerte del rio Colorado, cuyas bravas aguas ya ni siquiera llegan a desembocar al mar. Hasta tal punto fue polémica, que todas esas críticas dieron origen al denominado ecoterrorismo, tan bien reflejado en la magistral novela de Edward Abbey, “La banda de la tenaza”, de obligada lectura para todo aquel que desee visitar estas tierras. Allí, visité Horseshoe Point, el meandro más famoso del rio Colorado donde efectúa un giro de 270º y disfrute de una agradable cena con una pareja polaca que estaba de viaje.








Al día siguiente me adentré en lo que aquí se denomina Navajo Nation y que representan las únicas tierras que los primitivos habitantes americanos poseen todavía. Ellos las explotan como pueden, ya que es lo único que les han dejado, mientras tratan de no perder su identidad, tradiciones o idioma, algo del todo imposible rodeados del capitalismo y consumismo americanos, ya que se ven envueltos en una espiral de cadenas de comida rápida, grandes rancheras, alcohol, juego o televisión por cable de la que puede ser imposible escapar… Allí visite el espectacular Antelope Canyon y acto seguido me desplacé hasta Monument Valley, ese escenario desértico por donde John Wayne cabalgaba al atardecer con el polvo en las mejillas y enormes torres de arenisca como telón de fondo.



























A la mañana siguiente desperté en Goosenecks State Park, un lugar en el que apreciar los inmensos meandros del rio San Juan, que desemboca en el Lake Powell, como no podía ser de otra manera. Recorrí Valley of Gods en bici, con pájara incluida: que largos se hacen los falsos llanos cuando el viento sopla de cara, disfruté de las vistas desde el punto denominado Moki Dugway, y camine por Natural Bridges National Monument, en busca de enromes arcos de piedra, entre los numerosos cañones de altas paredes de arenisca.


















El último día de viaje, disfruté conduciendo por las Scenic By Ways de Utah, mientras volvía a atravesar el Colorado por un enorme puente metálico hasta el desierto de San Rafael, plagado de cañones y de formaciones tan curiosas como las que se pueden encontrar en el Goblin Valley State Park.















Fundido, y sin fuerzas regresé a casa para soñar y hacer un hueco en la memoria, a todos los alucinantes paisajes que había visto y que recordaré para siempre. Tierra de magia, viento y arena.

Y ahora que llega el buen tiempo, os dejo con este temazo, no se si ya lo habia puesto alguna vez, pero por si acaso: La primavera, Albertucho.


Besos y abrazos. Mkl.