Como si de uno de esos viejos casettes que teniamos de pequeños se tratase, la historia de mi vida en Utah se repite una y otra vez. Llega el fin de semana y hullo de la ciudad en busca de lugares sorprendentes que me trasladen a otra realidad. Preparo los bártulos, recorro 5 horas de carreteras rectas y paisajes deserticos y llego a un nuevo lugar. Familiar si, porque la estructura del paisaje me recuerda a sitios en los que ya he estado, pero a la vez totalmente diferente, con nuevos matices, distintas perspectivas y una aura de magia que todo lo envuelve. Paisajes que entremezclan el polvo del desierto, el rojo de las rocas, el sol ardiente, las noches estrelladas, una luna como nunca antes había visto, el agua de sus rios y la inmensidad de los acantilados que recorren. Paisajes que no te cansas de mirar y de admirar, que te envuelven, que te conectan con tu otro yo, el interior, aquel que oculto bajo la coraza de carne, piel y hueso dirige tus pasos desde el interior sin ser tú consciente de ello. Y es en esos momentos de reflexión, en los que tu cuerpo, tu mente y tu alma o espíritu (o lo que sea que tengamos) se alinean de forma perfecta, cuando eres capaz de apreciar lo que te rodea, las pequeñas cosas que de normal pasan desapercibidas ocultas bajo lo material de nuestras vidas...
Y ahora tras estos momentos de reflexión personal en voz alta jejeje, os cuento lo que he hecho este fin de semana y a que viene esta parrafada. Resulta que tocaba excursón por las cercanias de Moab, localidad turística al sur de Utah. Un lugar que ni conocía ni del que había oido hablar, más vale que el amigo Hilo tiene ese espíritu aventurero... Tras una larga agonía para encontrar camping, el sábado visitamos un lugar precioso, grandes torres de roja arenisca y extrañas formas vigilaban desde lo alto el rio Colorado: las Fisher Towers. Lugar de peregrinación de escaladores de todo el mundo por sus largas vias, la calidad de la arenisca que las forma y las impresionantes vistas que tienen desde sus cotas más altas. No en vano nos encontramos a un grupo de españoles que habían venido a eso, a escalar. Nosotros nos conformamos con dar una vuelta y sacar unas cuantas fotos. Al acabar el día la noche nos obsequió con una de las lunas más grandes que haya visto nunca, una preciosa luna llena que a buen seguro convirtió a más de uno en lobo jejeje. Os pongo las fotos, disfrutadlas:
La zona en la que acampamos, se llama Big Bend, y es una de las zonas de boulder más importantes de Utah. Numerosos y gigantescos bloques de arenisca roja desprendidos de los cañones por la fuerza de la gravedad, son escalados cada año por escaladores de todos los lugares. Cada bloque tiene distintas vias y aqui se denominan "problems" y es tan solo cuando tu piel está en contacto con la roca cuando entiendes el verdadero problema de porque se llama problema jejeje. Ahi estuvimos un rato probando y lo cierto es que no fue mal. Ya de vuelta para casa, paramos en otro de los sitios sagrados del boulder utehnse, Joe´s Valley. Un lugar en medio de la nada, coronado por un bello lago y con montones de pedrotes que escalar, al lio jejeje
Un ultimo apunte antes de despedirme y dejaros con la selección musical de la semana. Aprovecho estas lineas para dar la enhorabuena a Jorge y a Pilala por el nacimiento de la pequeña Pilarika jejeje, ya somos uno más en la familia Utehnse-española!!!!
Esta semana os dejo con uno de los temazos que marcó mi adolescencia desde que lo escuchara en el mítico bar Utopia de la calle Mayor de Iruña allá por mis 16 años jejeje, La Chelito, de Flitter, disfruten:
Nos vemos en 0 coma, besos y abrazos. Mkl